El día no ha podido ser mejor. Después de la kedada donde siempre y hora y media más tade en Les Cases de Bèrnia empieza la subida al Forat. Los nanos se han portado de maravilla, con alguna pequeña crisis como está mandao, pero caminan y trepan de forma prometedora.
Pedro ha encontrado un vampiro de camino, los nanos lo ven de cerca, algunos acarician su lomo como si fuera un caniche. El pobre ha caído de algún foraet. Sabemos que superará el trauma y volverá a chupar la sangre de algun excursionista...
Llegamos al Forat. Nos cuesta retener los primeros en llegar. Queremos entrar todos a la vez y disfrutar juntos de las emociones que se presentan.
El Forat siempre fascina, sobre todo la primera vez que se afronta y te muestra el tesoro del otro lado... pelín moteado de hormigón, pero es lo que nos ha tocado vivir. Pedro y un servidor se han imaginado con lanzas tratando de dar caza a algo para comer, lo que hoy es el esfuerzo de ir a super y tal.
De regreso nos retratamos en la font, un recuerdo del grupo.
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